FIN Y PRINCIPIO
Hoy me digo que lucho, lucho una y otra vez por encontrarme en el silencio de la mente, por descubrir de nuevo aquella vieja disciplina de apagar los ecos del pasado, por encender la luz que me ilumina desde adentro para siempre, por estar en paz, callada, tranquila en donde sea que me encuentre, no importa si hay demasiado ruido para escuchar la voz de mis adentros.
Hoy me digo que la droga que me asfixia huirá de mi en cuanto extrañe la solidaridad que acostumbré a brindar todo éste tiempo, pero aún así debo contemplarla poco a poco sin ahondar la molestia que ella me causa, con paciente disposición de apagarla paso a paso sin que ella se entere, solo unos segundos me la permito y luego me marcho, ya no quiero esperarla, ya no quiero abrazarla ni sentirla conmigo, en adelante ni siquiera deseo recordarla.
Me queda poco tiempo, pues ya no dispongo del de antes, y me he acortado las alas con el firme propósito de reunir los pedazos de todo lo que me despoje de mis ruinas y me conduzca a un nuevo presente, donde espero por mi, como el fénix en su nacimiento. Y ya no me siento triste, no deseo más estarlo, no lo intento ni le permito embestirme para después derribarme.
Llevo hoy en mi el plan de ausentarme, mente, cuerpo, alma y corazón, porque necesito concentrar todo eso dentro de lo esencialmente posible y más íntimo, callar lo que me perturba, mirar a través de la llama y recordar que hay un tiempo para todo, comprender que la vida tiene sus propios propósitos, desearle lo mejor, y dejar que sea lo que deba de ser, pues si algo ocurre, sea blanco o negro, será porque ese es el destino.
Quiero aprender si me es posible en estos días, a vivir con plenitud y a aceptar las derrotas y desaciertos de este plan con la debida humildad, asumir los riesgos y cargar con ellos en silencio, sin quejas, sin reclamos, sin reproches ni anhelos, hoy es el día de entender que todos estamos en el lugar correcto, que el cause de el agua tiene su ruta, hoy caí, y un día recogeré mis pedazos para armarme con un vestido distinto.
Hasta entonces.... Todo lo que queda es lo que hay en este momento. NAMASTE.
Hoy me digo que la droga que me asfixia huirá de mi en cuanto extrañe la solidaridad que acostumbré a brindar todo éste tiempo, pero aún así debo contemplarla poco a poco sin ahondar la molestia que ella me causa, con paciente disposición de apagarla paso a paso sin que ella se entere, solo unos segundos me la permito y luego me marcho, ya no quiero esperarla, ya no quiero abrazarla ni sentirla conmigo, en adelante ni siquiera deseo recordarla.
Me queda poco tiempo, pues ya no dispongo del de antes, y me he acortado las alas con el firme propósito de reunir los pedazos de todo lo que me despoje de mis ruinas y me conduzca a un nuevo presente, donde espero por mi, como el fénix en su nacimiento. Y ya no me siento triste, no deseo más estarlo, no lo intento ni le permito embestirme para después derribarme.
Llevo hoy en mi el plan de ausentarme, mente, cuerpo, alma y corazón, porque necesito concentrar todo eso dentro de lo esencialmente posible y más íntimo, callar lo que me perturba, mirar a través de la llama y recordar que hay un tiempo para todo, comprender que la vida tiene sus propios propósitos, desearle lo mejor, y dejar que sea lo que deba de ser, pues si algo ocurre, sea blanco o negro, será porque ese es el destino.
Quiero aprender si me es posible en estos días, a vivir con plenitud y a aceptar las derrotas y desaciertos de este plan con la debida humildad, asumir los riesgos y cargar con ellos en silencio, sin quejas, sin reclamos, sin reproches ni anhelos, hoy es el día de entender que todos estamos en el lugar correcto, que el cause de el agua tiene su ruta, hoy caí, y un día recogeré mis pedazos para armarme con un vestido distinto.
Hasta entonces.... Todo lo que queda es lo que hay en este momento. NAMASTE.
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