TENGO HAMBReeeeeeE!!!

Pero hambre de la vida, del perdón, de un amor no correspondido

de uno completa e íntegramente correspondido, tengo hambre mucha hambre

hambre de vivir, hambre de morir, hambre de renacer cada día dentro mío

hambre de luchar, hambre de romper muchas cadenas que me he impuesto

hambre de los años inocentes y perdidos, hambre de existir en todo su esplendor,

hambre como un ave tiene tanta de la libertad.

pero hambre al fin, una bendita hambre de ser como todos hemos sido alguna vez,

como en ocasiones, hemos disfrutado o llorado, amado y sufrido, ganado y perdido...

tengo hambre, hambre de mí, hambre de ti, hambre de lo incierto de este mundo, de lo supremo,

de lo invencible, de lo incompatible y de lo perfectamente complementario.

La suerte de tener toda ésta hambre y encontrarse vacío para poder llenarse,

porque es así como casi siempre vamos todos los días, con mucha hambre de tantas cosas,

con un espacio habitable, albergable y cálido, un espacio confortable y dispuesto,

un espacio para llenarse de lo mejor de este mundo, y correr el riesgo de dejar pasar uno que

otro desatino del destino.

Esto es el hambre de una persona innegablemente viva, 

es alguien que sobre cada respiro pone un nuevo comienzo

un ente, un individuo, una persona con hambre, con muchísima hambre de este mundo y del otro,

si lo hay, resuelto a darse absolutamente, dispuesto a perderlo todo para ganarlo de nuevo.

Un alguien que aunque sabe el riesgo no teme correrlo porque ya no hay nada que perder, porque

no existe más allá, porque tiene esto, solo ésto en éste preciso momento.

Por ello mismo no teme amanecer resignado y dispuesto a la felicidad, en búsqueda constante y disposición permanente de cualquier cosa que lo saque de su mal lograda suerte, de su espantado triunfo de saberse entregado por entero a ser quien es, quien quiere ser y siempre quizo. Porque lo quizo, aún si en éste momento lo supera el ansia por comerse al mundo.