Oscuridad

...Y ahí estaba yo, escuchando las notas con la pausa del tiempo que me acompaña, llevo en mis venas el dulce veneno de la vida, me embriaga todos los días para recordarme que no puedo descansar, para torturarme con esta maldita vida de eterno sufrimiento.

Todos los días me muero para nacer al día siguiente, pero al final, siempre me topo con mi alma, y aunque me estiro para tocarla no la alcanzo, se siente pesada a pesar de estar rota, azul y junta...

A veces siento cómo late mi corazón solo para volver a pararse, me abruma esté sueño infinito, ésta letanía. Una estúpida cárcel que no comprendo si bien juego a entenderla, es tarde, ya es demasiado tarde, mi mente se divierte conmigo y sé que un día va a matarme.

te amo en esta lucha delirante, frenética, llena de deseo, pasión y olvido porque siempre te toco, sin poder hacerlo, es tarde, es demasiado tarde para mí...

Otra vez corre entre mis venas para paralizarme, aguarda un poco y me consume en este fuego que me quema hasta las entrañas, retorcida y condenada, aguardando un segundo, en la interminable espera de que le ames. Pero si pregunto, temo que las respuestas me aniquilen, tómame o sentencia a esta alma a consumirse en el infierno del olvido.

Calla, que ahora he descubierto que estoy precisamente en ese infierno, tengo los ojos abiertos pero no veo nada, constantemente sueño pero nunca vivo, es como si de repente todo fuese una mentira que disfruta viéndome suplicar, un cruel y sucio espejismo que me susurra al oído en este tiempo, el que no avanza más rápido que la muerte...la muerte, ojala tuviese esa suerte, ella no ha venido a verme aunque está a mi lado siempre.

Llevo muchos días, sin embargo siento que son pocos, es tarde, es demasiado tarde, pero siempre es oportuno para mis tormentos, aquí viene el silencio, es el único que me consuela que me permite no escuchar los gritos de mi corazón agonizante y mortalmente herido, porque aún cuando sangra le siento estrujarse, algunas veces hasta siento que esta oscuridad me abraza...

Y aunque siempre veo una luz al final del camino me quedo y me encierro en el laberinto de mi cabeza, será que amo esta condenada y maldita vida de tormento, este idilio seductor que me tienta todas las noches a no dejarle, una jodida realidad que me hace amarle, y me convierte en ese monstruo que se place de ser servido con el torrente robado de mis víctimas, aquí viene de nuevo, es el tibio veneno que me embriaga cada noche, que me arranca la piel y consume mi alma, esa que me condena al vacío de una oscuridad interminable...

Esperaré hasta el fin de los tiempos cuando me libere de este encierro, cuando la piedad me castigue con el yugo de su luz, y el apocalipsis termine por tragarme concediéndome el perdón de la libertad y la paz, esa hora en la que me encuentre digna, y los brazos congelados de la piedad rodeen mi existencia, ese día, el día que me beses para desvanecerme e inhalar el último suspiro que me entregue al descanso eterno.

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