Hoy regreso, ya estoy aquí, con esa sensación de estar vagabunda, de ir por ahí descalza a ratos sobre brasas y exagerando un poco más, sobre algodón, pensando... será que hoy voy a dejar de hacer o decir.... Pero no, un día va y otro viene, causa, efecto o consecuencia y aquí estoy, viendo llover tras la ventana, corriendo detrás del sol que viene con furia.
Queriendo no hablar más en tercera persona, obligándome a decir la verdad aunque me resulte incómoda, queriendo huir sí, pero con ganas de quedarme... Con ganas de hacer que este y todos los días yo encuentre veredas que me lleven a donde quiero ir. Algunas veces pierdo el rumbo, reniego en tempestades que siento no podré sortear, pero más allá de un paisaje tempestuoso vuelvo a encontrarme conmigo.
Yo solía hacer muchas cosas conmigo, solía divertirme haciéndolas, tenía la fiel idea de que las cosas siempre podrían mejorar en cualquier momento a pesar de no estar claras, yo soñaba mucho con las cosas que pensé para mi dibujando esos esquemas de un cielo azul exageradamente trillado, cosas tan simples que me llenaban el alma de esperanzas, yo con tantas fuerzas y tan poco tiempo para gastarlas.
Porque siempre ha habido un mundo en mi cabeza, algunas veces exasperante y ruidoso otras veces perezoso, y aferrado a ese algo interno que no me deja rendirme aunque no aguante un momento más estar despierta.
Sigo persiguiendo las mismas cosas que me hacían reír, las que me hacen llorar, las que me mantienen firme al suelo que piso y sí, la verdad es que también a las que me vuelan mentalmente.
Y sé, que lo que vivo nunca será lo que yo quiero todo el tiempo, pero la mayor parte del tiempo que lo ha sido ha estado maravillosa, incluso si un día ya no quise interpretarla a como estaba, vuelvo a hacerlo si todo eso me convierte de nuevo en la persona que yo soy.
Ahora pienso distinto sobre eso de extraviarme, es el gusto de saber que si me pierdo gano una oportunidad para volver a encontrarme y encontrarse a uno mismo, viajar en esa busca, es una sensación maravillosa, de repente ver los detalles que conforman lo que eres, saber que todas esas piezas que faltan por armar son parte de ti y que eres tu el o la elegida para armarlos, entender que lo único del asunto es que eres especial y distinto al resto de mundo, saber que es maravilloso no ser igual a nadie de los que ves y disfrutar de lo diversamente familiar que todos te resultan.
Esa sensación agradable cuando en cierto modo, al crecer contigo, al comprenderte, mirarte actuar, hablar, ser o pensar te conectas a todos ellos... después de todo, puede que una partícula no sea un todo, pero es la parte que hace un todo.
Queriendo no hablar más en tercera persona, obligándome a decir la verdad aunque me resulte incómoda, queriendo huir sí, pero con ganas de quedarme... Con ganas de hacer que este y todos los días yo encuentre veredas que me lleven a donde quiero ir. Algunas veces pierdo el rumbo, reniego en tempestades que siento no podré sortear, pero más allá de un paisaje tempestuoso vuelvo a encontrarme conmigo.
Yo solía hacer muchas cosas conmigo, solía divertirme haciéndolas, tenía la fiel idea de que las cosas siempre podrían mejorar en cualquier momento a pesar de no estar claras, yo soñaba mucho con las cosas que pensé para mi dibujando esos esquemas de un cielo azul exageradamente trillado, cosas tan simples que me llenaban el alma de esperanzas, yo con tantas fuerzas y tan poco tiempo para gastarlas.
Porque siempre ha habido un mundo en mi cabeza, algunas veces exasperante y ruidoso otras veces perezoso, y aferrado a ese algo interno que no me deja rendirme aunque no aguante un momento más estar despierta.
Sigo persiguiendo las mismas cosas que me hacían reír, las que me hacen llorar, las que me mantienen firme al suelo que piso y sí, la verdad es que también a las que me vuelan mentalmente.
Y sé, que lo que vivo nunca será lo que yo quiero todo el tiempo, pero la mayor parte del tiempo que lo ha sido ha estado maravillosa, incluso si un día ya no quise interpretarla a como estaba, vuelvo a hacerlo si todo eso me convierte de nuevo en la persona que yo soy.
Ahora pienso distinto sobre eso de extraviarme, es el gusto de saber que si me pierdo gano una oportunidad para volver a encontrarme y encontrarse a uno mismo, viajar en esa busca, es una sensación maravillosa, de repente ver los detalles que conforman lo que eres, saber que todas esas piezas que faltan por armar son parte de ti y que eres tu el o la elegida para armarlos, entender que lo único del asunto es que eres especial y distinto al resto de mundo, saber que es maravilloso no ser igual a nadie de los que ves y disfrutar de lo diversamente familiar que todos te resultan.
Esa sensación agradable cuando en cierto modo, al crecer contigo, al comprenderte, mirarte actuar, hablar, ser o pensar te conectas a todos ellos... después de todo, puede que una partícula no sea un todo, pero es la parte que hace un todo.
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