La Hija de Yunuen

Ser libre... Soy todo lo libre que se puede ser mientras y de ante mano deje resuelta la lista que me corresponde pero antes de entregarme a serlo totalmente, es necesario que, concidere ciertos aspectos. Seré libre de oír música a volúmenes muy altos en tanto a mi vecino no le moleste seré libre de tener muchas mujeres u hombres en tanto no hiera a terceros, seré libre de poner por delante todos mis deseos siempre y cuando la sociedad no me tache de egoísta, seré libre de creer en un dios, pero debo tomar una religión que justifique mi senda, seré libre de votar por quien yo quiera pero la "política" dice quien se queda. Soy libre, libre como el pájaro que por las mañanas canta para anunciar el primer rayo de luz que el astro nos obsequia, tan libre como lo es al volar, al emigrar y regresar con la estación, libre de cambiar de nido e ir por colinas más altas, libre de planear por la superficie de los rios en los mangles, libre de anidar en la copa de una ceiba y todo esto...

Retransmitiendo ésta Noche a esto de las 8:50pm. Sí, Soy la Hija de Yunuen, pero quién no lo es en éstos días? No es más simple ser mortal y tomar el derecho consaguíneo de ponerse el título. Soy la Hija de Yunuen aunque poco se sepa de ésto, desde mi destierro como aquella sentencia de ambulatoria a vagar por la tierra de los mortales siendo uno más, a veces supongo posibles respuestas a frases coloquiales llenas de burdos e insípidos anhelos. Cuánto desdén hay por doquier, y siendo así a ello me debo, pues me presto gustosa a interpretar cada historia grande o pequeña. La Hija de Yunuen, la más grande luz que los demás astros jamás podrán ser, una rebelde, una caprichosa mortal, pues su padre, su amadísimo padre le ha devuelto sólo la mitad de su hermosa madre, sí, yo soy, quizá con cierto descontento, con amarga honestidad, destilando siempre un benevolente suspiro de resignación para congraciarme de la naturaleza humana, tan hospitalaria...

Pero hambre de la vida, del perdón, de un amor no correspondido de uno completa e íntegramente correspondido, tengo hambre mucha hambre hambre de vivir, hambre de morir, hambre de renacer cada día dentro mío hambre de luchar, hambre de romper muchas cadenas que me he impuesto hambre de los años inocentes y perdidos, hambre de existir en todo su esplendor, hambre como un ave tiene tanta de la libertad. pero hambre al fin, una bendita hambre de ser como todos hemos sido alguna vez, como en ocasiones, hemos disfrutado o llorado, amado y sufrido, ganado y perdido... tengo hambre, hambre de mí, hambre de ti, hambre de lo incierto de este mundo, de lo supremo, de lo invencible, de lo incompatible y de lo perfectamente complementario. La suerte de tener toda ésta hambre y encontrarse vacío para poder llenarse, porque es así como casi siempre vamos todos los días, con mucha hambre de tantas cosas, con un espacio habitable, albergable y cálido, un espacio confortable y dispuesto, un espac...